Cepa histórica La Matriarca de BODEGAS MARQUÉS DE VIZHOJA, viña de Treixadura

La Matriarca: la cepa bicentenaria su legado prefiloxérico

Un viaje al origen del vino en Galicia

En BODEGAS MARQUÉS DE VIZHOJA, cada vendimia es una celebración. Pero también es un recordatorio de nuestras raíces más profundas, esas que nos conectan con la tradición vitivinícola gallega. Entre las viñas que rodean al Pazo de la Moreira, habita una joya única: La Matriarca, una cepa bicentenaria que data de 1813-1823 aproximadamente  y que, como un milagro de la naturaleza, ha sobrevivido al paso de los siglos y al azote de la filoxera.

Para los amantes del vino, descubrir la historia de La Matriarca es viajar al corazón mismo de la vid, donde la memoria y la tierra se funden en cada racimo de uva.

Una cepa prefiloxérica: resistencia y legado

Cuando la filoxera devastó los viñedos europeos en el siglo XIX, muy pocas cepas sobrevivieron intactas. La Matriarca lo hizo. Por eso se considera una cepa prefiloxérica, un ejemplar que conserva la genética original de la vid gallega, sin haber sido injertada en portainjertos americanos.

Estas cepas son hoy auténticos tesoros enológicos, capaces de ofrecernos vinos con un carácter único e irrepetible, nacidos de raíces que han dialogado con la tierra durante más de dos siglos.

El fruto de La Matriarca: la Treixadura

De La Matriarca brotan cada año racimos de Treixadura, una de las variedades autóctonas más representativas de Galicia. Sus uvas aportan vinos equilibrados, frescos y elegantes, con aromas florales y frutales que reflejan la autenticidad de nuestra tierra.

Cada vendimia, su fruto se convierte en símbolo de continuidad: la herencia viva de un viñedo que ha sabido resistir al tiempo y que sigue emocionando a quienes valoran la autenticidad en una copa de vino.

El valor de conservar cepas bicentenarias

Conservar La Matriarca no es solo un orgullo: es un deber con la viticultura, con Galicia y con todos los amantes del vino. Estas cepas son un testimonio vivo de lo que fuimos y un recordatorio de que el vino no se entiende sin memoria, autenticidad y respeto por la tierra.

En un mundo donde lo exclusivo y lo auténtico se valora cada vez más, La Matriarca nos recuerda que el verdadero lujo del vino está en la historia que cuenta cada sorbo.

La Matriarca: símbolo de la identidad de nuestra bodega

Hoy, en BODEGAS MARQUÉS DE VIZHOJA, seguimos cuidando de La Matriarca como un tesoro. Porque en cada copa de vino que compartimos, late también el alma de esta cepa bicentenaria que ha resistido al tiempo y que sigue inspirando nuestro futuro.