Mariano Peláez Lomana
El padre de Bodegas Marqués de Vizhoja – nuestro padre
El vino se hace en el viñedo, no en la bodega
Mariano Peláez
Nuestro padre, un visionario en el mundo del vino
Nací en Bouzas (Vigo) el día dedicado a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, el 16 de julio de 1935. Mis padres habían dejado su tierra natal, Palencia, para buscar un mejor porvenir. Mi padre, Mariano Peláez Muñoz, era de origen palentino y propietario de mojuelos (viñedos). Mi madre, Ángeles Lomana Redondo, era burgalesa y confitera. En mi ciudad natal fundaron una familia y abrieron una taberna de vino y ultramarinos.
Con solo 10 años de edad ya acompañaba a mi padre a comprar el vino que después vendía y despachaba en el negocio. Mi madre se encargaba de que fuera con él. Dos años después me matricularon en la escuela de comercio. A los 16 decidí que quería empezar a trabajar.
Todavía recuerdo aquella conversación con mi padre. Me acerqué a él para proponerle compaginar el trabajo en la taberna y el ultramarinos con los estudios.
Su reacción fue rápida. “¿Quieres trabajar conmigo?”, me preguntó. A continuación, se quitó el mandilón de color caqui y mientras me lo colocaba, junto con un lápiz en la oreja, me volvió a preguntar “¿sabes multiplicar?”…
Respondí con un rotundo “sí” y empecé a recitar de inmediato la tabla del 4…
Mi padre me cortó y respondió: “Eso no vale, hijo; no basta con multiplicar números, tienes que saber, también, multiplicar el negocio”.
Así fueron mis comienzos en el negocio familiar. Poco a poco se fue especializando en el suministro de productos delicatessen. Todo eso sucedía en los años 60, cuando Bouzas se iba convirtiendo en el barrio residencial de los nuevos armadores de Vigo. En ese momento pensé en abrir más tiendas de este tipo en los principales barrios de la ciudad, pero la uva y el vino ya me habían seducido.
El año 1968 fue uno de los más importantes para mi trayectoria profesional. Fundé Bodegas Marqués de Vizhoja, llegó el primer premio al trabajo, el Premio Hoja de Parra, y vio la luz mi primer vino, Marqués de Vizhoja, el vino de la Hoja de Parra. Era un fiel reflejo del sabor auténtico, un vino que sabía a uva, de calidad y de espíritu emprendedor.
Solo cinco años después, en 1976, compré la Finca La Moreira. En la capilla del pazo encontré una imagen de la Virgen del Carmen. Entonces supe que mi suerte y mi futuro estaban allí, en esa finca con más de 120.000 metros cuadrados de extensión y una plantación de 10.000 metros.
En ese momento comenzamos el trabajo en el viñedo, que daría sus frutos años después. Comenzamos la adaptación de los viñedos de Arbo. Creamos viñedos profesionales con una plantación automatizada. Injertamos las cepas y fuimos pioneros en el uso de la forma de “uve”.
Al mismo tiempo, trabajé en la creación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas. El B.O.E. recoge su fundación en 1988. Ese año salió la primera añada controlada por la D.O., cuando solo contaba con 14 bodegas.
El mismo año salieron de nuestras bodegas dos Rías Baixas, Torre La Moreira, albariño 100%, y Señor da Folla Verde, con un 70% de uva albariña, 15% de treixadura y 15% de loureira.
El vino que dio origen a mi carrera, Marqués de Vizhoja, continúa su andadura hasta hoy como un vino de autor, sin D.O.